Hay tiempo para todo cuando se vive bien
Comuna 13 / San Javier
Tras franquear una pequeña colina y unas escalinatas se llega a la casa de Rosa Amelia Carvajal Herrera, un segundo piso de fachada azul pálido y con clavellinas, conchitas, novios y siempre vivas colgadas del balcón y las ventanas.
Ella, una mujer de 48 años de edad, además de ocuparse del cuidado y la crianza de sus tres hijos, de 24, 19 y 10 años, es desde hace casi tres décadas líder comunitaria y social en el barrio Nuevos Conquistadores, ubicado en la comuna 13 de la ciudad de Medellín.
Rosamelia Carvajal
San Javier
Cuenta que su labor en ningún momento ha sido un obstáculo para entregarle tiempo de calidad a su familia, incluso saca espacios para diseñar presentaciones diferentes y llamativas en las recetas de cocina que prepara para los suyos.
Rosa dice que la clave de todo está en planear todas las actividades y priorizar según las necesidades del momento. Esa organización también la aplica en el hogar, es estricta con el orden y la limpieza.
En días como hoy cuando Alejandra su hija mayor está descansando no hay tanto “corre, corre”, menciona. Sus ojos cafés y pequeños se agrandan cuando habla de ella: la primera profesional de la familia que ya es regente de farmacia, trabaja en un hospital de la ciudad y la apoya con los gastos familiares; entre ellos el pago de la casa donde viven desde junio.
Su voz maternal de tono tranquilo se hace aún más parsimoniosa cuando habla de la crianza de sus hijos, esos que han marcado su vida y que son su razón de ser. “Son la motivación, por ellos la ‘metes’ toda. Uno como mamá está pensando siempre en ellos como el motor de su vida. Me siento una persona afortunada porque tengo tres hijos con muy buenos principios”, señala. Al tiempo, en su faceta como lideresa se ha capacitado en hábitos de crianza y prevención de la violencia intrafamiliar, entre otros temas que ha aplicado con éxito en la educación de su familia.
Rosa Amelia lleva 27 años viviendo en la comuna 13 y, aunque para nadie es un secreto que éste es un entorno difícil, expresa que nunca quiere irse de su barrio. Está orgullosa de que sus hijos hayan crecido aquí, y que ahora pueda decir que son personas de bien. “Acá hay muchos valores, talentos, potencialidades, si los muchachos se crían con buenos principios no hay excusas para que no salgan adelante”.
Rosa y su esposo, del que está separada hace ya casi un año, han luchado para darles lo necesario a sus hijos, pero sin malcriarlos, aclara. Les ha enseñado que todo en la vida cuesta, por lo que recalca que, como dicen por ahí: “hay que enseñarles a pescar y no darles el pescado”. La negociación en cuanto a las responsabilidades y los incentivos por los logros y el buen comportamiento, han sido las estrategias de crianza de esta mamá.
Los buenos hábitos
Aunque el dinero, como en muchos otros hogares de Medellín, es lo que menos abunda en esta casa, Rosa apela a su imaginación: “hay que jugar con lo que se tiene”, y es que según ella el no contar con variedad de ingredientes en la cocina a la hora de preparar una receta, no puede ser un obstáculo para alimentarse bien.
“Las lentejas para mí son muy nutritivas y saludables y, además, reemplazan la carne. Yo remojo la lenteja de un día para otro para sacarle la cascara y que no queden negras y dejo solo la almendra; es más sano para la digestión y queda mejor presentado”, señala. El arroz con verduras, las papas en crema de leche con cilantro picado y las ensaladas son otros de los platos que ofrece en el menú familiar.
Además, “como dice el dicho, todo entra por los ojos”, señala. El punto está en la manera como se sirve, por lo que esta mamá ha procurado que en su hogar la comida sea un momento de satisfacción y disfrute para sus hijos. “Usted puede tener sólo papas en la cocina y les puede servir papas todos los días y se las van a comer pero si están en preparaciones y presentaciones variadas.
“Acá han sido muy difíciles con la comida, pero yo les hago caritas con las papas y la salsa en el arroz o figuritas con las verduras en las ensaladas y así”, cuenta. Aclara que no es experta en la cocina y que tampoco es su pasión, pero que sus 7 años como novicia en la comunidad de La Anunciación le permitieron aprender y poner en práctica este arte. Una actividad a la que le ha sumado amor y sentido de pertenencia.
Según ella, de la actividad física, más bien poco, pero la verdad es que en su labor como líder todos los días sube y baja varias veces las empinadas calles y escalas de su barrio y que, en ocasiones, cuando llega a casa temprano se sube a la elíptica.
La vocación que nació con ella
Se define como una mujer luchadora, autónoma e independiente y con un proyecto de vida claro, en el que prima dejarle un techo propio a sus hijos y continuar trabajando para que su comunidad progrese. “Un líder debe ser una persona humilde, sencilla, tolerante madura y con mucho amor por la comunidad” –afirma- Lo que más disfruto es servirle a los demás, mi trabajo comunitario es todo para mí”.
Manifiesta que el liderazgo nació con ella, pues desde niña en su natal Itüango disfrutaba estar al frente de los grupos y tomar la vocería ante otros niños. Una vocación que fue tomando forma cuando era novicia y que le permitió entender que podía hacer lo que más le gustaba: “ayudar a la gente”.
Hoy es formadora comunal y departamental certificada por el Ministerio del Interior. Para ella, es más que gratificante satisfacer con su gestión las necesidades sentidas de la comunidad y ser partícipe de los triunfos y logros de un barrio humilde como el suyo, en donde todo se ha ganado a pulso.
Por estos días y como representante legal de la junta de acción comunal de su barrio, Rosa está al frente de la construcción del nuevo acueducto y alcantarillado que reemplazará a los viejos tubos que con más de 30 años de existencia ya estaban más que deteriorados.
Rosa Amelia Carvajal dice que para ella la vida es el día a día. Una experiencia de alegría y dedicación, donde es vital disfrutar el hoy. “Soy feliz porque como pobre tengo lo necesario para vivir, hago lo que me gusta y como mamá tengo unos hijos criados. Por eso agradezco a Dios cada día por lo que tengo”.