Lo saludable de un cono y una comida en familia

Comuna 15 / /Guayabal

Son la cinco de la mañana y en el cielo de Medellín la noche aún no termina. Cecilia Hernández Restrepo y su esposo, Iván Montoya, los dos de cincuenta años, se levantan a preparar las “cocas” del almuerzo y el desayuno para sus dos hijos de 26 y 23 años. En menos de una hora todo está listo, los muchachos salen del hogar y la luz de la mañana ilumina un nuevo día.

 

Cecilia Hernández

Guayabal

Llega el turno de los esposos. Empiezan a organizarse para comenzar juntos una nueva jornada laboral a cinco cuadras de su casa, ubicada en el barrio Trinidad, donde tienen un negocio de envases plásticos. Cecilia responde las llamadas y habla con los clientes mientras Iván se encarga de preparar las entregas y llevarlas a domicilio.

 

Pasa el tiempo. La Tierra da media vuelta en el espacio y la noche aparece de nuevo sobre el cielo de Medellín. A horas diferentes, cada uno de los miembros del hogar de Cecilia Hernández llega a casa, después de un agotador día de responsabilidades laborales o académicas. Producto del natural cansancio, cada uno quiere dormir para que, en menos de 10 horas, empiece un nuevo día a las cinco de la mañana, con nuevas responsabilidades, retos y, eso sí, con la misma rutina de todos los días entre semana.

Tal y como transcurren los días en la casa de los Montoya Hernández, centenares de hogares viven una dinámica similar cada día; lo rutinario se convierte en costumbre y las costumbres en hábitos que luego conforman aquello que llamamos “estilos de vida”.  ¿Será por esta razón que Cecilia reclama tanto a los miembros de su familia que se comuniquen y se mantengan unidos?

 

“Yo trato, aunque es más difícil ya; ellos (los hijos) estudiando y trabajando y que ya tienen su novio, su novia; lo que yo trato es que los fines de semana siempre estemos juntos y almorcemos todos, así después se vaya cada quien, pero que estemos reunidos, conversando”, cuenta Cecilia Hernández.

Para ella es muy importante que no se pierda la costumbre de que su familia comparta unida, que puedan conversar sobre sus proyectos personales y que estén enterados de lo que sucede con cada uno de sus miembros. Le resulta tan importante tener esto presente en su estilo de vida que cuando nota que se están distanciando, aún viviendo en el mismo hogar, llama la atención.

 

“Comunicarse con el otro también es salud, y mucho –dice Cecilia–, porque nos estamos dando cuenta qué está pasando en el entorno, eso es lo más importante. Dígame que lleguen ellos a la casa y yo diga: “sí, ahí te tengo tu ensaladita” y ya, y yo por un lado y él por el otro… no, no hay unidad; entonces, es como si estuviéramos tratando con extraños. Para mí, eso es importante así se haga una vez a la semana, y cuando pasan dos semanas, yo lo pido: ´ve, el domingo nada más estuvimos tres…´ y así”.

Cecilia va más allá y piensa que cuando una persona está deprimida, estresada “o llena de odios y de rabias en su cabeza”, puede comerse el plato más balanceado del mundo, pero ninguna comida le va a ser “provecho” ni va a tener una vida saludable. Para ella, la salud es integral y se ve tanto en el cuerpo y la mente de la persona, como en las relaciones que tiene con los demás.

 

Por eso a ella le gusta que su familia comparta. Y como los hijos poco a poco van dejando el nido para conformar sus nuevos hogares y vivir sus propias vidas, Cecilia se hace compañía con su esposo y en la medida de las posibilidades, aprovechan los domingos para salir a comer “un conito, aguantar sol un ratico” y recorrer la ciudad en la moto. “Ahí está el bienestar”, afirma con seguridad.

Y en medio de todo lo que implica ser madre y administrar su propio negocio, Cecilia Hernández también saca tiempo para participar por su comunidad y tomar decisiones que beneficien a los vecinos de su comuna. Desde hace algunos años, ella es líder de la comuna 15 (Guayabal) y trabaja voluntariamente en la mesa de salud e inclusión de Presupuesto Participativo, como ella misma dice “para traer beneficios a la comunidad”.

 

Habla con propiedad y con argumentos a la hora de resaltar que en su comuna la salud es una prioridad, pues muchas personas de escasos recursos, a las cuales no se les atienden sus problemáticas desde los sistemas de seguridad social, pueden encontrar soluciones en las inversiones que desde Presupuesto Participativo se hacen de los dineros públicos.

 

Necesidades básicas como gafas, implantes dentales, algunas de las vacunas que no son cubiertas por el Estado, e incluso subsidios para adultos mayores y población con discapacidad, son algunas de las prioridades por las que Cecilia ha trabajado como líder comunitaria. Ella reconoce que muchas familias de su comunidad, de escasos recursos, no pueden estar saludables si no se les atienden sus carestías.

 

Sin embargo, también se ha propuesto como meta, que las personas cada día conozcan “y se actualicen sobre lo que es realmente la salud. No es solamente: ´¿Está enfermo?, tómese la pastilla´; es salir un domingo y chuparse un cono por allá sentado, así sea viendo aterrizar aviones allí en la pista, eso es salud”.

Frase destacada:

“La salud es lo más importante y prácticamente radica en la forma de vivir de uno, porque según como usted se alimente o trasnoche, eso va a ser la salud suya, o sea, lo que usted le meta a su organismo, eso es lo usted va a recoger”.